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¡A desvincularnos!

Resulta más o menos intuitivo suponer que la forma en que pensamos, sentimos y actuamos en la adultez tiene su raíz en nuestras experiencias de infancia y adolescencia. Pero es a Freud a quien debemos la creencia universalmente sostenida de que los desórdenes mentales se originan en las etapas tempranas de nuestro desarrollo, cuando se instalan los desperfectos que impedirán en el futuro salvar ilesos de las dificultades que opone la vida. Aunque ya nadie atribuiría valor genético alguno a las fantasías incestuosas experimentadas durante la niñez. La teoría del apego de John Bowlby sigue representando, después de medio siglo de haber sido formulada, la misma majadería. Que los niños puedan, según dicha mirada, explorar lejos de su madre u otra figura sustituta, con la confianza de que contarán con ella en caso de sufrir alguna aflicción -lo que es denominado patrón vincular de base segura-, garantizará que sean adultos “resilientes”, es decir, no vulnerables a padecer patologías ps...

Depresión y sus causas III (último post sobre el tema)

  Después de haber revisado algo de la prehistoria de la psiquiatría, intentaré en esta publicación resumir algunas de las más actuales teorías sobre las causas de la depresión, todas las cuales, debo señalarlo, no permiten una compresión ni siquiera aproximada de los factores que intervienen en el origen de este cuadro anímico, como menos aún de la interacción entre los mismos. La OMS, no obstante, se permite afirmar en su página web que la depresión es prevenible mediante, por ejemplo, programas escolares de estimulación de patrones “positivos” de afrontamiento en niños y adolescentes, así como mediante intervenciones para padres de niños con problemas comportamentales, y, también, a través del fomento de programas de ejercicio dirigidos a personas de la tercera edad. En otras palabras, se afirmaría con ello que las personas se deprimen porque no aprendieron a afrontar las dificultades de la vida; o bien porque los padres han sido superados por sus hijos difíciles, y éstos son ...

Depresión y sus causas II

  Ya en los años cuarenta del siglo pasado se observaba que lactantes que debían ser internados en centros clínicos para el tratamiento de alguna enfermedad, obligados como estaban en ese lapso a estar alejados de sus madres, exhibían lo que se denominó entonces hospitalismo o depresión anaclítica. Se perseveraba de esta manera en explicar el origen de la depresión mediante el asunto freudiano de la pérdida del objeto. Dejó de insistirse, sin embargo, en la lógica de la economía libidinal, es decir, en la necesidad de dirigir la libido a un objeto, o redirigirla a otro una vez se liberase del anterior; que era consecuencia del modo en que la teoría psicoanalítica remitía a la primera ley de la termodinámica, o sea, al principio de conservación de la energía. Freud aparentemente olvidaba, en esa referencia, que conservación no sólo dice relación con la indestructibilidad de la energía, sino también con su capacidad de transformación a otra forma de movimiento. Arista que sí sería ...

Depresión y sus causas I

A muchos de los pacientes que padecen un episodio depresivo les inquieta no tener una razón para sentirse así de desanimados. En no pocos casos, ellos mismos suponen que se trata de una especie de castigo; otros lo atribuyen a su propia debilidad (explicación reforzada, lamentablemente, por expresiones de sus cercanos), a un defecto de su naturaleza o a una limitación de su inteligencia, que no les permiten afrontar las dificultades que opone la cotidianidad. Si bien mi respuesta habitual es que, en realidad, las causas se desconocen, y que pese a contar sólo con hipótesis, la respuesta exitosa al tratamiento es altamente probable, quisiera aprovechar esta plataforma para ofrecer una contestación algo más contundente. Que no tengamos claro qué lleva a que las personas se depriman, no es consecuencia de la escasez de investigaciones que apunten a su dilucidación. Por el contrario, se ha especulado y estudiado experimentalmente en abundancia, desde el psicoanálisis, el análisis con...

¿Conciencia plena?

  Grandes compañías vienen entrenando a sus empleados en mindfulness desde hace varios años, justificando dicha práctica en que podría beneficiar al capital humano, mejorando el rendimiento laboral y, con éste, la productividad de la empresa. De muchas maneras, se argumenta, el mindfulness garantizaría el aumento de este factor: facilitando la concentración, ayudando con la gestión del estrés, favoreciendo la comunicación y la empatía, y dando fluidez a la creatividad y la innovación. La enumeración de ventajas no acaba ahí, pero nos permite entender el valor que las más grandes corporaciones dan a la implementación de esta estrategia. Cae de cajón, tal y como es subrayado muy pertinentemente en un documento de nuestro Instituto de Salud pública (2018), que el mindfulness “no reduce la carga laboral, pero ayuda a canalizar y gestionar nuestra atención y nos permite responder de forma más funcional, despierta y adaptada a la situación”. A la psiquiatría, por supuesto, le impo...

Prevención del suicidio

  Siempre que nos refiramos a prevención, deberemos distinguir entre las medidas de orden sanitario, que dicen relación con las medidas macro, tendientes a disminuir el número de casos, y el abordaje a nivel de la atención individual, con el que se busca disminuir la probabilidad de que el paciente con riesgo suicida concrete sus planes. Por supuesto, las muertes por suicidio son consideradas un problema de salud pública, aun cuando representen una fracción de las muertes atribuibles al cáncer o a patologías cardiovasculares. Más de 700.000 suicidios se consuman cada año en el mundo. En Chile, son la causa de alrededor de 1800 muertes; y entre los 15 y 29 años es la segunda causa de fallecimientos. En 2015, 9.8 millones de personas (4% de quienes tenían 18 o más) en EE. UU. tuvieron pensamientos en relación con intentar suicidarse y más de la mitad no recibieron atención mental el año previo. El resultado: 1.47 millones de personas (0.6%) intentaron suicidarse. A pesar del si...

Dormir con el enemigo

  Parece muy poco defendible, en la actualidad, considerar la psicopatía (aquí usaremos este término como equivalente de sociopatía y de desorden de personalidad antisocial, aunque no son exactamente sinónimos) como un trastorno mental y, menos aún, como una condición que atenúe la responsabilidad penal. También, como sucede con todo estilo de ser, es menos sostenible que se trate de una forma categorial de personalidad, sino que su clasificación responde más a una de orden dimensional. Quizá el encanto superficial, la falta de empatía, la propensión al engaño e, incluso, no sentir remordimiento, rasgos habituales entre los psicópatas, han sido expresión de la actitud y el comportamiento que muchos de quienes nunca se sospechó que lo fueran llegaron transitoriamente a manifestar, cuando se dieron circunstancias como las siguientes: infidelidad, adicciones o la posibilidad de faltar a las normas cuando obtener un beneficio extra no parezca representar un eventual perjuicio para un...

Terapia psicodélica

  Ni el Estatuto norteamericano de substancias controladas (1967), ni tampoco la “guerra contra las drogas”, iniciada en 1971 por Nixon, parecen haber sido los principales obstáculos para la investigación de los psicodélicos (DMT, Ayacuasca), empatógenos (MDMA, Éxtasis) u oneirofrenógenos (Psilocibina, “hongos”), tal y como se ha venido afirmando, puesto que, sin que haya variado mayoritariamente hasta ahora su estatus de “drogas ilegales”, se ha producido un auge en el estudio de éstas durante la última década. Una explicación plausible es incluir estas substancias en el modelo Blockbuster de negocios con que la industria farmacéutica está comprometida desde hace mucho. Sabemos cuáles son los neurotransmisores y las áreas cerebrales sobre los que actúan, y ya se han realizado estudios randomizados que intentan elucidar si acaso tienen efecto terapéutico en ciertos desórdenes mentales y otros cuadros: depresión, trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo, ...

Marihuana, mal menor

El uso más tolerado de la marihuana y su inicio precoz (en EE. UU. se estima que el 7% de los jóvenes que cursan el equivalente a nuestro 4° medio la consumen a diario) preocupan a muchos padres, quienes no tienen claro qué mensaje trasmitir a sus hijos. Pretendo ofrecer en este artículo algunos elementos de juicio que les permitan nadar más confiadamente en estas aguas, quizá, no tan profundas. La interrogante más frecuentemente formulada es sobre cuán dañino es su uso, interrogante que no resulta nada fácil responder, puesto que contestarla de modo negativo puede que sea interpretado como la confirmación de que su uso es recomendado. En salud, sin embargo, lo que debe promoverse son conductas cuyo beneficio para mantener el bienestar de las personas esté probado, ya sea para prevenir la aparición de enfermedades, para impedir complicaciones de las patologías que eventualmente se padezca o para atenuar el impacto que sus secuelas pudiesen ocasionar en la calidad de vida de los afe...